Prueba de conducción: el Ford Ranger 2.2 TDCI tour

Para vivir felices, ¡vivamos ocultos! Las camionetas se libran (de momento) de los impuestos punitivos que gravan los automóviles. Así que probemos el superventas Ranger en su versión 2.2 TDCI.

 

¿De qué se trata?

 

Si te estás haciendo esta pregunta, es porque no tienes que salir mucho de casa. Porque el Ford Ranger es sencillamente el pick-up más vendido en España, con (los valores cubren los 11 primeros meses de 2017), 5633 unidades vendidas (un 16% más) en un mercado que representa 18267 unidades (¡un 21% más!). Sus rivales son el Toyota Hilux (3 797 unidades) y el Nissan Navara (3 083 unidades).

 

A diferencia de algunos de sus competidores, el Ranger ofrece una gama completa, con carrocerías de cabina sencilla, Super Cab (dos pequeños asientos plegables en la parte trasera) y este vehículo de pruebas de doble cabina. Bajo el capó, hay un motor diésel de 4 cilindros y 2.198 cc en configuraciones de 130 (330 Nm) o 160 (385 Nm a 1.500 rpm), así como el gran motor 3.2 de 5 cilindros y 200 CV, que ya se ha probado en el blog.

 

Bien. ¿Esto es una estafa fiscal?

 

Uno puede ver las cosas de otra manera. Por supuesto, al tratarse de un vehículo comercial, no está sujeto al malus ecológico, que lastra rápidamente a las máquinas de este tamaño y que tienen ciertas aptitudes todoterreno. Y eso, para el particular, ya es un ahorro que puede llegar hasta los 10.500 euros (mi modelo de pruebas da para 7,8 l/100 en consumo combinado oficial y 207 gramos de CO2, por tanto el máximo malus), lo que no es poco en la cesta del ama de casa. Por cierto, ¿te parece bien dar al gobierno 10.500 euros en «sanciones verdes»? Yo no…

 

Los profesionales también consiguen una exención del TVS (impuesto sobre vehículos de empresa), mientras que el IVA también se recupera en las versiones de cabina simple y extendida. Como es totalmente legal, no hablaremos de estafa y tampoco hay gente que quiera necesariamente patrocinar los generosos servicios de Bercy. Casi dan ganas de montar una empresa…

 

¿Pero sigue siendo útil si no eres un artesano?

 

Bueno, sí, puede… Yo, por ejemplo, a menudo tengo cosas que transportar. Un reloj, una colección de máquinas de coser, una hormigonera… O incluso una moto. He aquí una anécdota de la vida real: siempre es un placer recibir una moto antigua como regalo de cumpleaños. El Ranger resultó muy útil para este fin y una pequeña Honda CS 90 de mediados de los años 60 cabía fácilmente en el contenedor para servir de regalo de cumpleaños a un amigo que cumplía 60 años.

 

Por no hablar de la capacidad de remolque de 3500 kilos con un enganche con freno. Por supuesto, no todo el mundo tiene un velero o caballos, pero bueno…

 

¿No son 160 CV un poco escasos?

 

Es cierto que el coche pesa 2080 kilos. Así que, inevitablemente, no esperes las prestaciones de un Focus RS y si ese es el criterio número uno, podrías elegir el modelo 3.2 que, además de los 40 caballos de diferencia, también ofrece más par (470 Nm desde 1.500 rpm). Si en ambos casos la velocidad máxima se limita a 175 km/h, las aceleraciones son mejores: el 0 a 100 se cubre en 10,6 segundos frente a los 12,8 del 2.2, ambos con BVA6.

160 CV y 385 Nm

 

Este BVA, suave por cierto, tiende a resbalar un poco al arrancar y se vuelve más directo en su funcionamiento cuando se tiene un poco de velocidad. Como resultado, se tiende a conducir con suavidad, como se supone que debe hacer este tipo de máquina.

 

En carreteras pequeñas, tendía a poner el BVA6 en el modo «sport», para poder tomar algunas curvas más y tener una gestión de la caja de cambios más alerta. De vuelta a carreteras menos difíciles, el Ranger 2.2 siguió demostrando una gran capacidad para recorrer kilómetros con comodidad y en silencio con tres personas a bordo y una moto en la cama.

 

Confort y seguridad: con el mantenimiento de carril, la frenada de emergencia y el control de crucero adaptativo, el Ranger es uno de los pick-up más seguros del mercado.

 

¿Un verdadero GT, entonces?

 

Algo de eso hay. Fui a Niza por autopista, con un consumo medio de 9,5 l/100 con una moto en el volquete (un buen litro menos que la versión 3.2), cómodamente sentado en los asientos de cuero de esta versión Limited, y con un buen silencio y elementos de seguridad que facilitan el viaje. En este sentido, las pick-ups tienen poco que envidiar a los coches convencionales.

 

Y luego está el confort de los asientos de cuero, la buena ergonomía, la buena visibilidad gracias a la posición de conducción elevada, así como la excelente funcionalidad del SYNC3.

 

Pero cuidado: el Ranger, a diferencia de algunos de sus competidores como el VW Amarok, no es un 4×4 permanente. Así que tenga cuidado al conducir sobre mojado para seleccionar el modo de transmisión correcto.

 

¿Y en la vida cotidiana?

 

Hay que reconocer que con semejante tamaño es más fácil de manejar. 5.30 de la tarde: evidentemente, ¡no es fácil aparcar delante del Ayuntamiento de París! También es una pena, porque habría sido encantador avergonzar a Anne H., la Cruella de la movilidad, que se hace fotos en bicicleta pero sólo viaja en coche. Además, podríamos intentarlo, gracias a la cámara de visión trasera y a las formas tan «cuadradas» que ayudan a tener la brújula en el ojo (es una expresión, no lo intentes, es muy peligroso).

 

De hecho, con un poco de práctica, es fácil apreciar las dimensiones de este Ranger, gracias a sus volúmenes bastante cuadrados. Como resultado, el estrés inicial desaparece bastante rápido y, al cabo de unos días, te das cuenta de que el Ranger es tan fácil de conducir como un coche normal, con el mismo nivel de confort y equipamiento…

 

¿Y cuánto cuesta?

 

El Ranger está disponible en tres carrocerías y cuatro niveles de acabado. La gama arranca en 25.070 euros sin IVA y, en mi versión de prueba, el precio supera los 37.000 euros, lo que la sitúa en el centro del mercado.

 

¿Y cómo se compara con la competencia?

 

El nicho se está llenando con la llegada del Mercedes Clase X y el Renault Alaskan. A pesar de ello, las aptitudes del Ranger y su relación calidad-precio lo convierten en una oferta imprescindible.

 

¿La última palabra?

 

¡Atrévete con la recogida!

 

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